El galio, de símbolo Ga, es un metal muy escaso en la Tierra. Por cada millón de átomos solamente 16 son de galio. Y además nunca se encuentra puro sino que sus átomos están mezclados con otros en un montón de compuestos.
Fue descubierto a finales del siglo XIX por un francés, Paul Émile Lecoq de Boisbaudran, que era poco más que un aficionado a la química. En aquella época los amateurs aún podían conseguir logros importantes en la ciencia (Hoy es mucho más difícil, aunque no imposible). Lecoq eligió para el nuevo elemento el nombre de galio, por el antiguo nombre romano de Francia (la Galia).
A partir de 50kg de roca obtuvo 75g de galio. Os lo presento, éste es el galio (puro):
La aplicación más importante del galio es la fabricación de arseniuro de galio (GaAs), un excelente semiconductor con el que fabricar todo tipo de chips electrónicos. Podéis imaginar que hoy día la producción de galio es importantísima.
Sin embargo, como en este blog somos bastante frikis, lo que nos interesa es una de sus curiosidades: su punto de fusión es de sólo 30ºC. Eso significa que el calor de nuestros cuerpos es capaz de licuarlo.
Sí, ya sé que diréis que la foto está trucada. Como no me creéis os lo enseño en vídeo:
Fijaros que la mano queda manchada, cosa que no pasaría con el mercurio. El galio moja.
Otro vídeo para acabar. Estos amigos fabricaron una cuchara de galio y se pusieron a dar vueltas al agua caliente de una taza ¿Qué pasará?
Esta entrada introduce contenidos de la publicada en www.eltamiz.com el 13 de diciembre de 2012.
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