Srinivasa Ramanujan fue uno de esos genios asombrosos
que se cuentan muy pocos a lo largo de la historia. Nació en la India a finales
de 1887 y falleció en Londres a los 33 años. En tan corto espacio
de tiempo se convirtió en uno de los enigmas humanos más
increíbles. Aunque contaba con formación muy básica en
matemáticas, su pasión hizo que desde muy pequeño destacara. De hecho, no
lograba aprobar ninguna otra materia. Un matemático de Cambridge recibió
una carta de Ramanujan en la que le comunicaba algunos de sus resultados. Lo
normal habría sido que los papeles terminaran en la papelera. Los profesionales
reciben cartas de personas que afirman haber descubierto tal o cual cosa casi siempre sin
pies ni cabeza. Sin embargo les echó un ojo. No, el tal Ramanujan no era un loco sino un genio como nunca antes se había
visto. Hacia 1914 llegó Ramanujan a Inglaterra. Los siguientes
años, hasta su temprana muerte, los pasó dando vida a matemáticas
nunca vistas antes, asombrando a los sabios de todo el mundo.
Os voy a contar una de las anécdotas más curiosas de su vida:
Al final de su vida, el genio indio Srinivasa
Ramanujan yacía moribundo en un hospital de Londres. Mientras los fríos vientos
ingleses consumían sus pulmones, su amigo, el matemático G.H. Hardy, le hizo
una visita. Paralizado por sus escrúpulos, a Hardy solo se le ocurrió decir,
tal como había ocurrido, el número del taxi que le había llevado al hospital,
el 1.729.
“No creo que sea un número muy interesante”, añadió.
“¡Oh, no!, Hardy —replicó de inmediato Ramanujan—, es
el número más pequeño que se puede expresar como la suma de dos cubos de dos
formas diferentes.”
Y así es: 1.729 = 13 + 123 = 93 + 103. Ningún número menor tiene esa
propiedad.
El 1.729 es lo que se conoce
hoy día como un Número Hardy-Ramanujan y, de una generalización de este caso
aparecen los conocidos como Números Taxicab.
Esta entrada es un extracto de la publicada en Tecnologóa obsoleta el 15 de octubre de 2010.
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