Tuvieron la idea de colocar un espejo gigante en lo alto de la montaña para que reflejara el Sol hacia el pueblo.
El espejo tiene un sistema electrónico que lo hace girar para seguir el Sol.
El efecto es curioso. Yo pienso ¿cómo podían vivir en invierno sin ver NUNCA la luz del Sol?
Por cierto que el espejo lo construyó una empresa de Huelva.
Por último, parece ser que el espejo fue inaugurado cuando una niña del pueblo pulsó el botón que iniciaba el sistema. Resulta que la niña se llamaba Alba, naturalmente.
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