lunes, 22 de abril de 2013

Turbulencias en el avión


Muchas personas sienten un miedo atroz a volar. Es curioso porque la Humanidad se ha pasado su historia intentando volar sin éxito y cuando por fin lo conseguimos, muchos no se atreven ni a intentarlo.

Una de las cosas que más miedo da son las turbulencias. El avión traquetea, se encienden las señales de “abróchense los cinturones”… y muchos pasajeros empiezan a tener sudores fríos.


Pero ¿qué son las turbulencias? Los aviones vuelan, en la medida de lo posible, a través de aire a presión constante gracias a lo cual el vuelo es estable. Una turbulencia es lo que hay en un punto en el que la presión o la velocidad del aire cambian. Es como si hubiera baches en el aire. El avión es lo bastante resistente y flexible para lidiar con ellas, pero no así el ánimo de algunos pasajeros.


Cuando miréis el vídeo fijaros en cómo oscila el ala arriba y abajo.

Desde el punto de vista del flujo de aire, existen dos regímenes llamados laminar y turbulento. El flujo es laminar cuando el aire se mueve de forma ordenada (en curvas suaves y siguiendo el contorno de los objetos). Es turbulento cuando es caótico, impredecible, en torbellinos. Es tan impredecible que aún no existen modelos matemáticos para describirlo.




Las turbulencias se clasifican de 1 a 6. El avión se prueba en fábrica para resistir hasta la turbulencia 6, pero el comandante nunca se meterá en una superior a 2. Eso sí, una de este nivel puede lanzar por los aires las bandejas de comida.

Y es importantísimo que hagamos caso a la señal de cinturones abrochados. Con turbulencias severas, los asistentes de cabina, que están de pie, en varios casos han sufrido daños importantes que han obligado al comandante a aterrizar de emergencia para facilitar asistencia médica. En ocasiones, las turbulencias llegan sin que el radar meteorológico del avión las advierta, por lo que, en algunos vuelos, varios pasajeros sin el cinturón golpearon el techo y tuvieron brechas en la cabeza. Ha habido casos con peores resultados, incluso.

Y mira que los auxiliares son a veces valientes:


A mi me encanta volar, pero no me quito el cinturón en todo el viaje…

El artículo modifica y se inspira el el publicado en http://juandelacuerva.blogspot.com.es el 23 de marzo de 2007.

7 comentarios:

  1. Yo he de admitir que, en parte por culpa de las turbulencias, tengo algo de miedo a volar. Las turbulencias es lo peor porque como no entiendes lo que pasa salvo que el avión comienza a moverse un poco brusco a mí me producen un miedo horrible

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  2. como siempre muy interesante el artículo, haber si ayuda a que la gente no le tenga miedo a volar. Si el aire siempre fluye tranquilamente, ¿por qué de repente cambia? no lo entendí eso muy bien.

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    1. ¡Qué buena pregunta!

      Puede haber muchas causas, te cuento algunas:
      - El Sol calienta el planeta, pero algunos lugares, al ser más oscuros o tener menos nubes, son caldeados un poco más que los otros. Ese aire sube, y otro frío debe ocupar su lugar. Esto es el viento, pero no sólo horizontal, sino también vertical.
      - El paso de otros aviones altera el flujo de aire y crea turbulencias. Por eso un avión no puede tomar tierra inmediatamente después del anterior. Hay que dejar tiempo a que el aire se 'tranquilice'.
      - Temporales con rachas de viento. Yo viví uno de esos intentando aterrizar. El piloto abandonó y nos llevó a otro sitio. ¡Eso sí que son turbulencias!

      En cualquier caso, te tengo que decir que el análisis físico del aire (con las nubes y el viento) es dificilísimo. Ni los más potentes ordenadores son capaces de predecirlo correctamente. Así que todas las causas son, en cierto grado, hipotéticas.

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  3. Yo alguna vez ya he estado en un avion con turbulencias y asusta un poco. Sabiendo que esas eran solo de nivel 2 no me gustaria estar en un avion con unas de nivel 6.

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  4. Creo que resultaría bastante difícil que en un momento con turbulencias suficientemente notables mantener a todos los pasajeros calmados aunque sepan que no hay peligro.

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  5. Yo si hay turbulencias, para calmarme, porque soy muy exagerada, me digo "si me pongo en lo peor y esto se cae, no me voy ni a enterar, porque el impacto contra el suelo no va a dejar títere con cabeza".
    Vale, soy una extremista, lo reconozco, pero, aunque parezca extraño, de esta forma me tranquilizo bastante.

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